Los ciudadanos estamos acostumbrados al discurso de los poderes públicos sobre cómo los impuestos son una carga para actividades que deben ser desincentivadas. Por ejemplo, hablamos de los impuestos verdes para facilitar la transición hacia energías limpias, pero no tenemos tan presente cómo los impuestos (y, sobre todo, su ausencia) pueden incentivar el desarrollo de actividades socialmente valiosas. La normativa que mañana aprueba la Diputación Foral de Gipuzkoa para el fomento del sector cultural establece un enorme contexto de oportunidad. En lo sucesivo, me centraré en el sector audiovisual en particular. La Hacienda guipuzcoana mejorará el incentivo fiscal actualmente vigente para que pueda llegar a cubrir entre un 60% y un 70% del coste de producción de las obras audiovisuales siempre que, al menos, el 50% del gasto se incurra en territorio vasco y creará un mecanismo por el que las empresas con beneficios que financien estas producciones a cambio puedan aprovechar el incentivo fiscal que generan. Es aquí donde la renuncia a la recaudación de impuestos a estas empresas, lo que denominaríamos como ‘no impuesto’, se vincula con la realización de actividades con valor social, como es la cultura.
La normativa de Gipuzkoa mejorará la actualmente existente en Bizkaia al permitir que el coste de la producción se pueda realizar en todo el territorio vasco, así como establecerá mecanismos de ayuda específica para el euskera y en favor de la discriminación positiva de género. Se prevé que Álava se incorpore a la mejora de este incentivo próximamente, lo que hará que los tres territorios dispongan de normas similares si bien no totalmente coincidentes y confluirá hacia una armonización fiscal para este sector, que es bueno para el conjunto de las industrias culturales en Euskadi.
Lo cierto es que hasta ahora el sector cultural y el audiovisual, en particular, han visto limitado su desarrollo por la dificultad para la financiación de sus proyectos, principalmente cuando se trata de iniciativas que no se financian directamente por plataformas o distribuidoras. Por tanto, este incentivo fiscal se convertirá en una herramienta que permitirá promover proyectos de mayor nivel, así como mantener una posición preferente en uno de los puntos más complicados: asegurar la propiedad sobre las obras creadas.
Este incentivo beneficiará a múltiples agentes culturales, entidades interesadas en promover la producción audiovisual en el territorio, al exigir que un porcentaje importante del coste de la producción se realice en territorio vasco. La consecuencia directa será un estímulo de la inversión empresarial en el sector, la generación de empleo, el enriquecimiento de la cultura local y la atracción de inversión, en general. Así, para las obras audiovisuales que acrediten su carácter cultural se abre un nuevo escenario. Uno de los objetivos finales lo constituye la generación de una industria audiovisual más potente y estructurada, así como el reforzamiento de toda la cadena de valor que facilite que las producciones se puedan ejecutar por entidades arraigadas en el territorio y que tengan un interés empresarial y social en revertir estas ventajas en su propio territorio tanto en lo económico, cultural, social, etc.
Pero, además, pueden existir otra serie de beneficios de manera indirecta. El primero hace referencia al apoyo a la industria audiovisual, fomentando la producción de contenido audiovisual en el territorio. De igual manera, es evidente que habrá un impulso a la infraestructura audiovisual local con oportunidades para empresas locales especializadas en este tipo de servicios (estudios de grabación, instalaciones de postproducción y equipamiento técnico…). Otra ventaja es que va a haber una evidente promoción de Gipuzkoa, mostrando paisajes locales y logrando una potente herramienta de promoción turística. De igual manera, hablamos de una mejora de la reputación empresarial, aumentando su visibilidad al estar asociadas con proyectos culturales y artísticos que se llevan a cabo en el mismo territorio en el que las empresas desarrollan su actividad. Por último, se fomenta el crecimiento económico de Gipuzkoa, contribuyendo en términos de ingresos fiscales, gasto local, así como el turismo cultural y la promoción del territorio como destino atractivo.
Se han creado las condiciones que pueden permitir que estos objetivos se logren. Toca ahora a los agentes implicados utilizar los instrumentos que consoliden sus proyectos y a los ciudadanos juzgar si nuestros ‘no impuestos’ han sido útiles para los objetivos pretendidos, como se mostrará el jueves en Tabakalera con la presencia de agentes sociales del sector.
César Vidal
Responsable Área Fiscal de LKS Next Legal
Artículo publicado en el Diario Vasco, el 7 de mayo de 2024