Hace unos seis meses presentamos la guía salarial del País Vasco y en la mesa redonda que organizamos les pregunté a las tres personas invitadas:
¿Seríais capaces de hacer el mal? ¿Tenéis un precio?
Era una pregunta arriesgada, hasta cierto punto personal y que dejaba las oportunidades de respuesta muy abiertas en función de cómo se entendiera la pregunta.
Tras un largo silencio, una de ellas respondió lo siguiente: yo he tenido que hacer el mal, yo he tenido que despedir gente, gente válida, y lo que piensas en esas situaciones es que, eso, también lo puedes hacer bien o mal; e intentas hacerlo lo mejor posible, evitando generar más sufrimiento en ese proceso.
Los despidos, y cómo se hacen los despidos, son momentos muy simbólicos en las organizaciones, tanto para las personas directamente afectadas como para las que se quedan en la organización. Podemos hacerlos el viernes por la tarde y con personal de seguridad privada involucrada, podemos anticipar con mucha antelación que esos despidos se van a producir y dar tiempo a las personas afectadas para prepararse… como afirmaba, estas cosas también se pueden hacer bien o mal.
Desgraciadamente, ya antes del Covid-19 la economía europea daba signos de debilidad (la producción industrial española se contraía un 6,2% el 2019, Italia entraba en recesión en los dos últimos trimestres del 2019 y Alemania dejaba de crecer en el mismo periodo) y la crisis del Covid19, no hace más que superponerse a lo que parecía ser una crisis incipiente.
Desconocemos si esta crisis será similar a la del 2008, si la recuperación será en V o en U, si habrá vacuna en breve o no, si las políticas de expansión monetaria tendrán el efecto que buscan…lo que sí sabemos es que en estos momentos estamos en recesión y que muchas empresas despedirán a parte de sus personas. Y eso es una certeza.
Y en ese proceso de despido (desvinculación eufemísticamente hablando) es donde creo que debemos centrar la atención. Si llevamos a cabo estos despidos de una forma “correcta” podemos minimizar el daño a las personas que salen, a la reputación de la empresa en el entorno y podemos a su vez, mantener el nivel de compromiso de las personas que se quedan. Los tres elementos van a ser claves para poder salir de la crisis particular de cada empresa y evitar nuevos despidos o el cierre de la empresa.
Por ello es muy importante que las empresas apuesten por invertir en servicios de outplacement; o como lo denominamos en LKS Next, Newplacement 360º. Más allá de servicios de recolocación de mínimos (artículo 51 del estatuto de los trabajadores), abordamos estos procesos con un enfoque integral que ponga en el centro a las personas. Porque sabemos que el tiempo de búsqueda de un nuevo empleo se reduce en un 58% cuando las salidas se acompañan de servicios de outplacement abordados con calidad; y eso impacta positivamente entre las personas que salen y entre las que se quedan. Si abordamos este tipo de servicios desde la ayuda para incrementar el atractivo de las personas salientes, mejorar su desarrollo formativo y ayudarles en la gestión emocional en momentos tan difíciles, estaremos a su vez invirtiendo en mantener el nivel de compromiso necesario entre las que se quedan para poder salir cuanto antes de esta crisis.
Como decía en boca del compañero, estaremos haciendo correctamente lo que se puede hacer incorrectamente.
Por los que se van, por los que se quedan, por los que vendrán.
Director, Consultoría de Personas
LKS Next