Artículo publicado en el Economista
A todas luces Euskadi, a día de hoy, no es un hub financiero si lo comparamos con otras regiones europeas o con Madrid y Cataluña -aclaro que me referiré en este artículo únicamente a la financiación alternativa o financiación no bancaria. No obstante, podemos atisbar que, desde hace un tiempo se está produciendo el despertar de lo que en términos porterianos se denomina un clúster financiero -no confundir con asociación clúster-, un despertar impulsado, principalmente, por nuevas empresas tecnológicas y negocios digitales, así como por los bajos tipos de interés que desde hace unos años desvían la atención inversora hacia otras alternativas en el mercado financiero.
Poco a poco se suman más agentes: gestoras de capital en private equity como ABE Capital o Gaea Inversión, que se añaden a la histórica Talde Gestión, cada vez más diversificada, o gestoras y fondos de ‘enture Capital como Mondragon CR, All Iron, Easo Ventures, Cardumen, Ysios Capital Partners, Whitehole Investments o Inveready Asset Management, que complementan desde la iniciativa privada lo que se desarrollaba con agentes públicos o parapúblicos como Capital Riesgo del País Vasco, Seed Capital Bizkaia y Orza, a los que se les han sumado Geroa e Itzarri con posiciones cada vez más destacadas de sus carteras; sin omitir el protagonismo que están adquiriendo los asesores en Corporate Finance, más activos y especializados, pero sobre todo por el empuje de pymes y startups que son las verdaderas protagonistas de esta transformación del ecosistema vasco y que, en mayor medida, se están incorporando a la cadena de valor para que ese objetivo de hub financiero pueda convertirse en una realidad.
Además, comprobamos que gestoras y fondos de inversión europeos, especializados en industria, infraestructuras, energías renovables, salud, biotecnología
y transformación tecnológica y digital, pero también de más allá de nuestras fronteras comunitarias, están mostrando interés por invertir aquí debido al marcado
perfil industrial del territorio, el posicionamiento competitivo de las empresas en
un mercado globalizado y la profesionalidad de sus gestores.