Artículo publicado en el periódico Cinco Días, el viernes 30 de octubre de 2022.
No ser sostenible, tiene coste, hoy ese coste se ha globalizado, se ha expandido y afecta de forma perceptible a todas las personas, organizaciones y administraciones. Société Générale cifraba hace unos años en 250.000 millones las provisiones por compromisos u obligaciones relacionadas con la RSC de 250 compañías europeas con capitalización bursátil. En definitiva, no ser sostenible sale caro.
La persistente situación de inestabilidad global, la exigencia del cliente, un marco normativo actual y futuro cada vez más exigente y convencido de los 17 ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y una atención cada vez mayor de los inversores a criterios de sostenibilidad en sus valoraciones hacen inevitable para las empresas la incorporación de criterios ESG (siglas en inglés de factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo) dentro de su estrategia y de su gestión ordinaria.
Lo que antes parecía una cuestión deseable hoy se ha convertido en una cuestión de cumplimiento normativo y de scoring, que afecta a la reputación social, al crecimiento, a los resultados y a la liquidez, en definitiva, al valor de las compañías. Por ello es un punto permanente en la agenda de los consejos, juntas generales y asambleas, y, por ende, de l@s primer@s ejecutiv@s.
Los inversores ya incorporan con carácter recurrente aspectos asociados a la sostenibilidad en los proyectos de inversión en los que apuestan. Un ejemplo de ello es que la inversión de impacto en España se ha incrementado en un 12% el año 2021 alcanzando los 2.400 millones de euros, en los que el porcentaje mayor de inversión se lo llevaron las empresas tradicionales con impacto social intencionado. BlackRock anuncia en su web que 40 de sus profesionales supervisan la integración de factores ESG en sus inversiones, casi 4.000 inversores, administradores de 140 billones de dólares han firmado en 2021 los Principios de Inversión Responsable (PIR) de la ONU, comprometiéndose con la sostenibilidad de los mercados de capitales en base a la integración de consideraciones ESG.
La adopción de los criterios de gestión sostenibles de la ESG son una oportunidad para el crecimiento de las empresas que los adoptan. Son más atractivas para sus inversores, más estimulantes para sus personas y dan mayor garantía a sus clientes al asegurarles una cadena de suministro que no pondrá en riesgo su producto o experiencia final; eliminando, además, riesgos reputacionales.
En LKS Next entendemos la sostenibilidad de una manera holística contemplando ámbitos como estrategia sostenible, el compliance legal y evaluación de riesgos, finanzas sostenibles, datos, transparencia y reporting, operaciones y gestión sostenible de la cadena de suministro, incluyendo las compras sostenibles y gestión de riesgos, due díligence en materia de sostenibilidad, gestión de la cadena de suministro y derechos humanos, desarrollo de las comunidades locales, diversidad e inclusión, seguridad y salud y protección del medio ambiente, desarrollo del talento, su organización y justicia laboral, impacto social de la inversión o protección de datos y ciberseguridad, entre otros.
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