Desde un punto de vista económico, las empresas emergentes constituyen un importante motor de modernización del tejido económico nacional. Por eso no es extraño, que con el ánimo de promover el emprendimiento basado en la innovación el legislador haya visto necesario promulgar una norma que trate de impulsar la creación de este tipo de empresas. En concreto la reciente publicación de la Ley 28/2022, de 21 de diciembre, de fomento del ecosistema de las empresas emergentes de base tecnológica (start up) (BOE de 22 de diciembre de 2022) tiene por objeto facilitar los cauces que hagan posible la creación y establecimiento de este tipo de nuevas entidades tratando de ayudar a superar las dificultades específicas que estas entidades soportan a la hora de su puesta en marcha. El alto riesgo que conlleva su funcionamiento inicial, derivado de su alto contenido innovador y de la incertidumbre sobre el éxito de su modelo de negocio explica que la norma haya tratado de reducir ciertos obstáculos, eliminando algunas cargas fiscales y sociales y determinados trámites burocráticos. Complementariamente también trata de favorecer la utilización de instrumentos públicos de apoyo al ecosistema de empresas emergentes y reforzar la colaboración público-privada con el fin de impulsar su difusión. Se trata de una norma ambiciosa, que pretende modernizar nuestro tejido empresarial, a la que habrá que prestar especial atención para ver si gracias a los incentivos fiscales que incorpora, consigue incrementar la presencia de este tipo de empresas en el mercado nacional.
El establecimiento de estímulos que favorezcan la creación de las empresas emergentes no es, con todo, la única herramienta para impulsar la implantación de este tipo de medidas. También cabe que los emprendedores utilicen fórmulas jurídicas que permitan poner en marcha este tipo de nuevos negocios bajo una forma cooperativa. Esta modalidad es la denominada cooperativa de fomento empresarial, que está prevista en el art. 135 LCE, que tiene por objeto el apoyo a la creación y al crecimiento de actividades económicas desarrolladas por nuevos emprendedores. Sin embargo, hasta ahora dicha modalidad cooperativa no ha tenido el eco previsto, pese a constituir una fórmula atractiva para crear empresas emergentes. Por eso, sería conveniente que, si la normativa cooperativa es objeto de desarrollo reglamentario, como parece que puede suceder en los próximos meses, se incluyeran medidas específicas que hicieran posible una mayor utilización de esta modalidad cooperativa para canalizar las nuevas empresas emergentes que se vayan creando en nuestro país.